Continuando con la reflexión del artículo anterior (Mindfulness, cómo manejar el resentimiento (I)) acerca de lo que supone el resentimiento, ese sentimiento de odio por un mal recibido que busca ser resarcido, pero que solo conduce a la rumiación, a la sensación de impotencia y a una verdadera falta de libertad.
La reactividad frente al resentimiento lleva a un bucle que perpetúa el pasado.
Cuántas veces he referido en mis sesiones una entrevista que hicieron a Irene Villa*. Ella, con plena paz y naturalidad, relata cómo venció lo que podía haber constituido la perdición de su vida, lo que podría haberla sumido en una vida sufriente. Te recomiendo oír por primera vez, o quizá por décima vez, si ya lo conoces, su testimonio.
Es muy interesante su reflexión acerca de cómo vivió su experiencia tras ser víctima del atentado y cómo se incorporó a la vida a través del perdón.
Desvinculando la palabra “perdón” de toda orientación teológica, filosófica o moral, ya solo tratado desde la psicología, su potencial terapéutico y los beneficios que aporta a la salud de las personas son constatados por la investigación.
Al igual que el estado de violencia interno se va propagando más allá de los límites de la persona que lo alberga, el estado de paz también se propaga.
Y ahí entra nuestra responsabilidad con la vida y la humanidad. A veces nos preguntamos ¿y qué podría hacer yo ante semejante panorama social, político, ecológico?… Difunde paz, no difundas violencia.
Lo maravilloso es que es uno mismo el primero en recoger los frutos. El fruto de la paz. Su proyección, su difusión vendrá después sin querer, porque al igual que la violencia, la paz se transpira.
Es una empresa ambiciosa y exigente pero… ¿en qué invertir mejor tu energía?
Seguiremos reflexionando en el siguiente artículo.
Con mis mejores deseos,
Silencio Mindfulness
Espacio de bienestar y control del estrés en Soria