El ritmo de vida que llevamos nos aboca a una dispersión mental que nos roba la vida y nos dirige a un estado casi permanente de frustración por no llegar, por no cumplir, por dejarnos arrastrar por la impulsividad… una espiral que nos succiona hacia la falta de dominio, de consciencia y de paz y nos encamina hacia el estrés y la ansiedad.
Practicar Mindfulness es un recorrido que precisa de una determinación, un esfuerzo y un aprendizaje. Y para quien decide coger las riendas de la vida es un proceso de lo más apasionante. Lo que se recoge hace que la inversión realizada quede enormemente compensada.
Conlleva prácticas en quietud y silencio donde se ejercita en el “gimnasio de la mente”, de donde brota una atención tonificada y mucho auto conocimiento.
También conlleva una práctica entreverada en el día a día, en “tiempo real”.
La marcha no se detiene, aparentemente todo sigue igual, pero la actitud interna de poner atención hace que te relaciones de manera diferente y que los pequeños “gestos” sumen para tener mayor consciencia y serenidad.
Aquí te dejo unas ideas para que puedas, si te apetece, llevar Mindfulness a momentos de tu día a día y experimentar qué cambia cuando lo haces.
Ideas de Mindfulness en tu día a día
- Al despertarte, antes de saltar rápidamente, haz unas respiraciones profundas percibiendo el roce del aire en tus fosas nasales, la expansión de tu cuerpo al recibir el aire y la relajación al exhalar. Si estas pasando por un momento complicado lleva las manos a tu pecho, siente tu contacto, calor y cariño y dite algo como… ¡ánimo, estoy contigo!
- Al lavarte los dientes nota la fricción del cepillo en tus encías y al enjuagarte el agua fresca en tu boca.
- Al hacerte la limpieza de tu rostro y darte las cremas, nota en tus manos su textura y al aplicarlas lleva toda tu atención a las sensaciones que va dejando el masaje de tus yemas en tu cara.
- Al hacerte el desayuno (y cualquier comida del día), huele lo que va a formar parte de él: el aroma del café, del té, de la fruta…
- Al beber/comer (aunque sólo sea en los primeros sorbos/bocados) lleva mindfulness a las texturas, temperatura, sabores, las sensaciones físicas de todos los gestos que conlleva dentro de tu boca.
- Al caminar, nota las sensaciones físicas que implica el movimiento en tus pies, tobillos, rodillas, caderas, ese bascular rítmico que convierte la marcha como en un mantra. Las sensaciones de los diferentes tipos de terreno.
- Si pasas mucho tiempo sentado ponte alguna alarma para que te permita el beneficioso cambio de posición y hacer algún estiramiento, poniendo mindfulness en las sensaciones de tus músculos, esa acidez gustosa que se produce cuando llevas tus músculos a su límite de estiramiento beneficioso.
- Antes de acometer una tarea exigente o de tener una reunión delicada, lleva mindfulness a la respiración, como te sugería en la primera idea. Observa cómo estás y resitúate haciendo foco en tus sensaciones corporales. Date cuenta si tienes algún tipo de estado que pueda influirte negativamente en lo que vas a hacer o decir, y si fuera así, prevente a ti mismo para estar muy atento y no dejarte llevar.
Mindfulness nos entrena para que desarrollar un alto nivel de atención a la vez que cultivar una actitud de amabilidad para con nosotr@s mismos, lo que redundará después en la relación con todo lo que nos rodea.
Con mis mejores deseos,
Silencio Mindfulness
Espacio de Bienestar y Control del Estrés en Soria
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